Las necesidades nutricionales del cerebro
Órgano clave del sistema nervioso central, el cerebro se asemeja a un potente ordenador integrado. Organizado en áreas cerebrales, interconectadas por una red de unas 100 mil millones de neuronas, organiza por sí solo casi todas nuestras funciones corporales (1). ¡Sin él, nos sería imposible percibir, movernos, pensar, memorizar, hablar e incluso respirar!
Para realizar sus numerosas tareas, el cerebro requiere un suministro mayor e ininterrumpido de energía. Se alimenta principalmente de glucosa, un azúcar simple derivado de la metabolización de los glúcidos o hidratos de carbono: ¡prueba de ello es que un 20 % de nuestra ingesta total de carbohidratos se reservan para este (2)! Muy ávido de oxígeno, es, junto con el miocardio, el órgano que soporta peor las situaciones de anoxia (privación de oxígeno) (3).
Muchos nutrientes contribuyen al mismo tiempo a mantener la integridad de nuestra materia gris. Por ejemplo, los lípidos (en particular los ácidos grasos poliinsaturados) estructuran las membranas neuronales (4). Las proteínas se descomponen en aminoácidos que intervienen directamente en la síntesis de los neurotransmisores – estos conocidos mediadores químicos que modulan la transmisión de los mensajes nerviosos entre las neuronas (5).
Los minerales y vitaminas también intervienen conjuntamente en la neuroprotección a diferentes niveles, especialmente en la señalización celular, el transporte de oxígeno o la lucha contra el estrés oxidativo (6-7).
Neuroprotección y envejecimiento
Con la edad, se producen de manera más o menos marcada según el individuo, modificaciones químicas o estructurales en el cerebro. Estas se traducen por una reducción de ciertas regiones cerebrales (de un 5 % por década a partir de los 40 años), una disminución del número de células nerviosas, una acumulación de sustancias tóxicas o una alteración de los neurotransmisores (8). Conviene observar que la reducción del flujo sanguíneo (de un 20 % como media) precipita su aparición impidiendo la buena oxigenación de los tejidos cerebrales (9).
Estos diversos cambios pueden tener un impacto directo en la función cerebral, afectando principalmente a la memoria, la coordinación, el rendimiento intelectual o la realización de funciones ejecutivas (razonamiento, planificación, organización, juicio…) (10). En concreto, estos trastornos cognitivos se manifiestan por una ralentización en la ejecución de las tareas diarias, olvidos repetidos, la dificultad para hacer declaraciones o concebir ideas.
Afortunadamente, se puede prevenir y reducir el deterioro cognitivo adoptando buenos hábitos de vida. Además del aspecto alimentario, una actividad física regular, la práctica diaria de un deporte cerebral (sudoku, crucigramas…) y una vida social activa constituyen las claves de una buena salud neuronal (11-13).
Al mismo tiempo, el campo de la nutrición cerebral está explorando actualmente una serie de vías para equipar mejor nuestro cerebro frente a los daños producidos por el tiempo.
La homotaurina, la prima biológica del GABA
Aunque su nombre nos recuerda a la taurina, un aminoácido ya presente en nuestro organismo, la homotaurina es una sustancia que solo existe en estado natural en ciertas algas marinas. Se distingue de esta por un átomo de carbono suplementario que modifica significativamente su función biológica. En efecto, se asemejaría más al ácido gamma-aminobutírico, más conocido con el nombre de GABA, el principal neurotransmisor inhibidor de la corteza cerebral (14).
Varios estudios sugieren que esta tiene una afinidad particular con el hipocampo (15-16). Al formar parte del sistema límbico, esta estructura está implicada en los procesos de memorización, en la navegación espacial así como en el control de las emociones. Su atrofia suele ser uno de los principales precursores de trastornos neurodegenerativos (17).
Esto explica que los complementos de homotaurina (comoHomotaurine, química y biológicamente idéntica a su forma natural) ocupen un lugar destacado en la neuronutrición.
Sinergias de las plantas para apoyar nuestras funciones cerebrales
La fitoterapia pone a nuestra disposición muchas plantas capaces de cuidar nuestras células grises. Por ejemplo:
- El Ginkgo biloba: conocido como Árbol de los cuarenta escudos, este vegetal de una longevidad excepcional contribuye a una función cognitiva normal y al mantenimiento de una buena microcirculación sanguínea (18).
- La Bacopa monnieri: más conocida con el nombre de Hisopo de agua o Brahmi en la medicina ayurvédica, ayuda al sistema nervioso central, favorece la estimulación cerebral y nerviosa y afecta positivamente al hipocampo (19).
- La Centella asiatica: utilizada desde hace más de dos milenios en Asia, la llamada Hierba del tigre contribuye a una buena salud mental y a una función cognitiva normal debido a sus propiedades regeneradoras (20).
- LaHuperzia serrata : codiciada en la medicina tradicional china por su contenido en huperzina, un alcaloide capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, también contribuye a la salud mental (21).
Por tanto, puede ser conveniente combinar estas diferentes plantas en sinergia para beneficiarse de los mejores efectos neuroprotectores (el complemento de vanguardia Neurex reúne todos estos extractos vegetales y los combina con otras sustancias de prestigio, como la cúrcuma, así como con las vitaminas B9 y B12 para una acción completa) (22).
Hericium erinaceus, un hongo para tener en cuenta
Ya empleado en medicina china desde el año 200 a. de C., laMelena de león (Hericium erinaceus) es un hongo que tiene largas espinas blancas, que le dan un insólito aspecto de cabellera – lo que le ha valido el apodo de “melena de león”.
A nivel bioquímico, contiene beta-glucanos, una categoría particular de polisacáridos que intervienen en el metabolismo lipídico, así como hericenonas, compuestos fenólicos cuya interacción con el factor de crecimiento nervioso (NGF) está siendo estudiada actualmente por los científicos (23).
Aunque todavía debe profundizarse en su mecanismo de acción, lasuplementación con Hericium erinaceus (por ejemplo, con Lion’s Mane, dosificado a un 30 % de beta-glucanos) promete ser un valioso activo defensivo.
¿Y para estimular su cerebro?
¿Está buscando más bien optimizar sus funciones cerebrales? Si la neuroprotección busca preservar la salud de las células nerviosas implicadas, también hay sustancias específicas capaces de potenciar el rendimiento cognitivo : hablamos de nootrópicos (24). Sus objetivos son múltiples: restablecer una claridad mental, recuperar la agudeza mental, retarse mentalmente, aumentar la eficacia en el trabajo…
Además de bacopa y el ginkgo, estos compuestos también se encuentran más comúnmente en nuestros armarios: la cafeína (molécula estimulante del café) o la L-teatina (aminoácido emblemático del té verde) están en esta categoría (25).
Por tanto, algunos suplementos con un objetivo nootrópico los tienen incorporados de forma natural a su formulación (como Smart Pills, fórmula superpoderosa que reúne bacopa, ginkgo, cafeína, L teanina y taurina) (26).