El envejecimiento del organismo se debe a una combinación de factores genéticos y medioambientales: acortamiento del ADN (Ácido desoxirribonucleico), estrés oxidativo, glucación (o glicación)... Presentamos información actualizada sobre el envejecimiento, sus causas y las maneras de ralentizarlo.
El organismo afronta naturalmente el proceso de envejecimiento con la edad: está genéticamente programado. En efecto, las células están destinadas a duplicarse un cierto número de veces. Con cada duplicación, los cromosomas se acortan a nivel de los telómeros, a saber, la extremidad de las cadenas de ADN.
Las células no pueden controlar este acortamiento más allá de una cierta “cuota”: el ADN deja de duplicarse, y con él la célula. Es el proceso de muerte celular que se activa. La célula cambia de morfología y convoca al sistema inmunitario, que hace lo necesario para eliminarlo. La muerte de las células provoca de manera más global la de los tejidos, y deteriora al organismo progresivamente. Este procedimiento forma parte del ciclo natural del organismo, pero otros mecanismos explican el envejecimiento prematuro.
El estrés oxidativo es a menudo señalado como un fenómeno nefasto para el organismo. ¿Pero cuál es el mecanismo en juego aquí?
El proceso de oxidación que tiene lugar en las células provoca la formación de moléculas inestables, a las que la oxidación roba un electrón. Las moléculas, dotadas por lo tanto de radicales libres, intentan recuperar su estabilidad y arrancan a su vez un electrón a otra molécula próxima. Esto origina rápidamente una reacción en cadena, a la que el organismo no siempre sabe enfrentarse.
El cuerpo está equipado de compuestos naturalmente antioxidantes, que son capaces de neutralizar a los radicales libres. Entre estos compuestos, se encuentra el glutatión, unos enzimas (peroxidasas, catalasas, superóxido dismutasas...), las vitaminas C y E... Cuando éstos no son suficientes, el ataque de los radicales libres se transforma en estrés oxidativo. Este estrés, con la reacción en cadena que le acompaña, provoca una desnaturalización de las proteínas, de los lípidos y globalmente de todas las moléculas que estructuran y hacen funcionar al organismo. Los órganos, la piel, el sistema nervioso y cardiovascular, todo el organismo padece este estrés oxidativo, y envejece prematuramente.
Aunque la oxidación ya está presente naturalmente en el cuerpo, numerosos elementos exteriores agravan el estrés oxidativo. El tabaco, el alcohol, una alimentación pobre en verdura y fruta, la contaminación, los rayos del sol, el estrés...
La glucación es un fenómeno que va adquiriendo cada vez más importancia en la investigación contra el envejecimiento. Es un mecanismo en el que un azúcar se adhiere a una proteína, creando unas proteínas glicadas.
Ésta se produce especialmente porque el organismo está sobrecargado de azúcar, razón por la que se observa en particular en las personas diabéticas. Las proteínas glicadas, a largo plazo, originan lo que se denomina los productos finales de glicación avanzada (AGE, del inglés Advanced glycation end-products): éstos últimos son los implicados en el envejecimiento prematuro. Provocan modificaciones estructurales, especialmente en los tejidos cutáneos, provocando una distensión de la piel.
Éstos tienen también consecuencias en la pared de los vasos sanguíneos, en las células musculares, en los glóbulos blancos... En resumen, todo el cuerpo padece esta glicación excesiva. Para rematar, los AGE no son degradados por el organismo, y no tienen más opción que ser eliminados naturalmente por los riñones. Pero éstos no pueden afrontar una glicación excesiva, lo que lleva a la acumulación de residuos nocivos. Incluso a toda una serie de reacciones que favorece el envejecimiento prematuro.
Las consecuencias del envejecimiento se conocen muy bien. Éstas pueden ser visibles: profundización de las arrugas, curvatura de la espalda, blanqueamiento de los cabellos... Éstas pueden también ser menos evidentes, pero patológicas: cáncer, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares...
Para ralentizar el proceso de envejecimiento, se aconseja naturalmente adoptar un estilo de vida razonable. Una alimentación equilibrada y rica en antioxidantes, una actividad física regular y un sueño de calidad permiten limitar el estrés oxidativo y la glicación desmesurada. También se aconseja encarecidamente limitar el consumo de alcohol y dejar el tabaco.
También es posible ir más lejos, asimilando los compuestos denominados senolíticos. Estas moléculas están en el foco de los investigadores, curiosos por saber más sobre su capacidad para ralentizar el envejecimiento celular. Pero algunos de estos compuestos naturales ya son muy conocidos:
Los complementos alimenticios antienvejecimiento a base de senolíticos (como Senolytic Complex o Fisetin) pueden ser una valiosa ayuda para usted en la lucha natural contra el envejecimiento prematuro.
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