Las células comienzan de forma natural sus procesos de senescencia replicativa con la edad. Este proceso se debe al acortamiento de los telómeros: en los extremos de los cromosomas hay secuencias de ADN (ácido desoxirribonucleico), y que se acortan conforme se producen las diferentes replicaciones del ADN. ¡Más allá de un cierto acortamiento, el ADN deja de replicarse, y la célula ya no se divide más! La célula acaba entonces muriendo naturalmente. Unos investigadores han mostrado recientemente que el estrés provoca una aceleración del envejecimiento celular, intensificando el acortamiento de los telómeros. (1)
También hay causas exteriores para el desencadenamiento de la senescencia, como el estrés oxidativo. Al igual que las radiaciones o los rayos ultravioleta, el estrés oxidativo (u oxidante) causa daños en el ADN. A veces la célula es capaz de reparar el ADN y reactivar la máquina; en los otros casos, la célula entra en senescencia para ser destruida.
Finalmente, la senescencia puede ser provocada por una hiperactivación de genes que, por lo general, favorece la proliferación de las células y por tanto el cáncer. En caso de hiperactivación, las células reaccionan entrando en senescencia.
La célula senescente se hace más voluminosa y más “aplanada”, su cromatina (encargada de controlar el ADN) se desestructura, se hace insensible a los factores de crecimiento y de suicidio celular… En resumen, la célula senescente secreta además moléculas proinflamatorias, que convocan al sistema inmunitario encargado de evacuar y de destruir las células muertas. De manera que la senescencia y su cortejo inmunitario juegan a menudo un papel en la inhibición del desarrollo tumoral.
No obstante, en el marco de un proceso molecular especialmente complejo, la senescencia promueve la proliferación tumoral en el entorno directo de la célula. Las moléculas inflamatorias secretadas por las células senescentes pueden favorecer la transformación de las células vecinas en células pretumorales, y su proliferación. (2)
Que se han evidenciado las capacidades proliferativas de las células senescentes en el marco del desarrollo embrionario. (3)
La senescencia es uno de los mecanismos naturales del envejecimiento y de los signos que lo acompaña, como las arrugas o la distensión cutánea. Pero ésta es también una de las causas de ciertas patologías, como hemos visto en el cáncer. La no destrucción de las células senescentes por el sistema inmunitario puede provocar una inflamación excesiva y la aparición de enfermedades inflamatorias metabólicas, como la diabetes tipo 2 o la obesidad.
Ésta es también la responsable de la artritis, la osteoporosis y la aterosclerosis (rigidez de las arterias). También se encuentra en el caso de las patologías neurodegenerativas, como las enfermedades de Parkinson o de Alzheimer. (4)
La primera recomendación es siempre adoptar un estilo de vida razonable, para garantizar un buen funcionamiento del organismo el mayor tiempo posible. Unas moléculas especialmente alentadoras, los senolíticos, podrían también jugar un papel positivo en el futuro. (5) Estos compuestos, todavía bastante confidenciales, interesan a los investigadores desde hace ya varios años. Los senolíticos podrían ir en contra de la senescencia, y así ralentizar el envejecimiento del organismo.
Estas moléculas podrían así permitir evitar las patologías citadas más arriba. Entre estas moléculas, algunas ya están presentes en la naturaleza. Ya se han identificado las más prometedoras:
En concreto, se pueden encontrar en forma de complementos alimenticios (como Fisetin y Senolytic Complex): ¡una ayuda muy valiosa para ralentizar el envejecimiento!
Si las frutas y verduras son buenas para la salud, es en gran parte gracias a su contenido de polifenoles. Pero ¿cuáles son las que contienen más? ¿Adivina usted cuál se coloca en el número 1?
La glicación (o glucación) también conocida como la “caramelización del organismo”, ¿qué es? Descubra cómo esta reacción química altera las proteínas y acelera el envejecimiento… y también cómo frenarla.
Los antioxidantes gozan de popularidad desde hace varios años por su capacidad, real o supuesta, para ayudar a combatir el envejecimiento. ¿Pero cuáles son los más potentes de éstos?
¿Le gustaría frenar los efectos negativos de la edad y seguir en forma el mayor tiempo posible, para beneficiarse al máximo de la vida y de sus seres queridos? Descubra los senolíticos, el arma última de la lucha contra el envejecimiento.
Superfruta utilizada desde hace más de 2.000 años en la medicina tradicional china, la baya de goji está experimentando un éxito creciente en Occidente, debido a su fuerte contenido en vitaminas y antioxidantes. Descubra sus diferentes beneficios.
La restricción calórica consiste en reducir el aporte alimenticio, compensando las eventuales carencias con complementos. Más allá de su efecto adelgazante, ésta es estudiada hoy en día por su capacidad para mejorar nuestra esperanza de vida.