Una carencia de vitamina B12 puede traducirse a medio plazo en la aparición de un número inimaginable de problemas y de patologías (4-5) :

• Trastornos nerviosos (irritabilidad, depresión, entumecimiento, cansancio, agitación, riesgo aumentado de enfermedad neurodegenerativa…) (6).
• Un debilitamiento generalizado del organismo (baja inmunidad, debilidad muscular, agotamiento, falta de ganas y de energía, dolores…).
• Problemas digestivos (diarrea, pérdidas de apetito, inflamación, pérdidas de peso, mala asimilación de los micronutrientes…).
• Pérdidas de facultades visuales (especialmente DMAE) y auditivas (7).
• Trastornos del sueño, de la recuperación, de la vigilancia y de la atención.

Si no se trata adecuadamente, esta situación puede provocar una anemia, caracterizada por una disminución anormal del nivel de hemoglobina. La anemia por carencia de vitamina B12 origina generalmente la formación de glóbulos rojos de tamaño aumentado, más comúnmente llamados macrocitos Estos últimos no permiten un transporte adecuado de oxígeno, lo que provoca una mala oxigenación del organismo. Esto se traduce en la aparición de los síntomas enumerados anteriormente.

A menudo infradiagnosticados, los déficits de magnesio son comunes. Aunque la ingesta diaria recomendada es de aproximadamente 400 mg, se estima que el 75% de la población tiene una ingesta insuficiente de magnesio. Estas deficiencias de magnesio pueden asociarse con las dietas modernas compuestas por productos refinados, así como con el aumento del estrés. Otros factores que pueden explicar estas deficiencias son la sobreexposición diaria al ruido, la toma de ciertos medicamentos (diuréticos) o un exceso de grasas alimentarias o alcohol.

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