Demasiadas pantallas: cómo protegerse de la luz azul

¿Qué es la luz azul?

Las pantallas, cada vez más presentes en nuestra vida cotidiana, nos exponen a una luz azul. Se trata de una parte visible del espectro luminoso. De hecho, la luz se compone de varios tipos de rayos; algunos son visibles, como la luz azul, mientras que otros son invisibles, como los rayos ultravioletas e infrarrojos. Los rayos visibles, capturado por los ojos, son decodificados por el cerebro para recrear lo que vemos.

Cada rayo del espectro luminoso tiene una longitud de onda específica y un color diferente. Caracterizada por una longitud de onda de entre 380 y 500 nanómetros, la luz azul abarca una amplia gama de colores que van del "azul turquesa" al "azul-violeta". De hecho, los especialistas suelen distinguir entre la luz "azul turquesa", que afecta al ciclo del sueño, y la luz "azul-violeta", que es perjudicial para la salud ocular.

¿Qué consecuencias tiene la exposición excesiva a la luz azul?

Muchos expertos están haciendo sonar la alarma sobre los riesgos de la sobreexposición a la luz azul. En efecto, puede tener numerosos efectos sobre el organismo, especialmente en los ojos. Ojos rojos, picor, sensación de ardor... son síntomas comunes en caso de exposición excesiva a la luz "azul-violeta". Estos signos indican una fatiga visual que a menudo va acompañada sequedad ocular, dolor de cabeza y migrañas.

La exposición excesiva a la luz "azul turquesa" emitida por las pantallas también puede afectar a la calidad de nuestro sueño mediante la estimulación de la retina y la interrupción de la síntesis de melatonina. Esta, que suele denominarse la "hormona del sueño", desempeña un papel clave en las fases de conciliación del sueño y despertar. Dificultad para dormirse, insomnio, dificultad para despertarse... Estos diversos trastornos del sueño pueden atribuirse a la luz "azul turquesa" emitida por nuestras pantallas.

¿Qué riesgos conlleva a largo plazo?

Varios estudios científicos han investigado los efectos de la luz azul a largo plazo. Según los investigadores, una exposición masiva a estos rayos podría tener efectos irreversibles en los ojos. En particular, podría favorecer el envejecimiento prematuro de la vista y la aparición de algunos trastornos de la vista tales como degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o cataratas. De ahí que los oftalmólogos reclamen una mejor prevención frente a los peligros de la luz azul.

¿Qué soluciones existen para protegerse de la luz azul?

Aunque la mejor solución sería reducir nuestra exposición a la luz azul, cada vez resulta más difícil con la omnipresencia de las pantallas en nuestras vidas. Sin embargo, los especialistas en la vista y el sueño recomiendan evitar el uso prolongado de pantallas y limitar la exposición a la luz azul, sobre todo antes de acostarse. En los últimos años, los ópticos también ofrecen gafas con "lentes anti luz azul" para reducir una parte de los riesgos.

Para protegerse mejor de los peligros de la luz azul, también es posible reforzar las defensas del ojo con ayuda de algunos compuestos naturales. Por ejemplo, la luteína es una sustancia conocida por desempeñar un papel protector en la retina. Este pigmento amarillo de la familia de los carotenoides, actúa a la vez como "filtro anti luz azul" y agente antioxidante. Otros antioxidantes naturales como los antocianósidos del arándano también son útiles para proteger los tejidos oculares. Existen formulaciones sinérgicas, tales como la fórmula OptiVision, que reúnen una selección de los mejores agentes fotoprotectores y que pueden utilizarse para prevenir los trastornos de la vista.