La dieta Dukan, el famoso método de adelgazamiento rico en proteínas, promete una pérdida de peso rápida gracias a 4 fases bien definidas. Descubra cómo funciona, sus ventajas, sus desventajas, y los complementos para acompañarla.
La dieta Dukan es un programa de adelgazamiento rico en proteínas desarrollado por el Dr. Pierre Dukan, nutricionista francés.
Se hizo especialmente popular en la década de los 2000.
Se basa en un aumento del consumo de proteínas combinado con una reducción drástica de los hidratos de carbono durante las primeras fases. Incluye alimentos prohibidos, alimentos autorizados y alimentos que deben ser limitados.
El objetivo es perder peso rápidamente obligando al organismo a recurrir a sus reservas de grasa.
La dieta consta de cuatro fases:
La primera fase se denomina "de ataque".
Corta, pero intensiva, ofrece una pérdida de peso rápida desde los primeros días, lo que motiva a continuar a largo plazo.
Durante esta fase, la dieta se compone exclusivamente de proteínas animales magras, de las que se pueden comer cuanto guste (respetando las señales de saciedad):
Los hidratos de carbono y las grasas se eliminan casi por completo durante esta fase durante 2 a 7 días (dependiendo del objetivo de pérdida de peso).
El efecto deseado de la eliminación de estos nutrientes es un choque metabólico, que obliga al cuerpo a recurrir a sus propias reservas de grasa para obtener energía.
Es lo que se conoce como cetosis (por eso esta dieta se considera cetogénica).
Sin embargo, hay un producto a base de cereales, fundamental en la dieta Dukan, que está autorizado durante esta fase y en todas las demás: el salvado de avena.
El salvado de avena ayuda a compensar la falta de fibra asociada a una alimentación rica en proteínas sin aportar demasiados hidratos de carbono y ofreciendo un efecto saciante.
Después de la fase de ataque, la fase de crucero le permite seguir perdiendo peso poco a poco hasta alcanzar su objetivo.
Esta fase dura el tiempo que sea necesario para alcanzar el objetivo.
Si se siguen rigurosamente las recomendaciones, se estima que puede perder una media de 1 kilo a la semana.
Se basa en alternar entre:
Las verduras permitidas son principalmente las que tienen pocos hidratos de carbono: calabacines, espinacas, puerros, judías verdes, etc.
Durante esta fase, los alimentos ricos en almidón (patatas, pasta, arroz, etc.), las legumbres (lentejas, garbanzos, judías secas, etc.) y la fruta están prohibidos.
Lo mismo ocurre, naturalmente, con las grasas.
Una vez alcanzado el peso deseado, la fase de consolidación ayuda a no volver a engordar reintroduciendo progresivamente algunos alimentos prohibidos:
Esta fase también incluye algunas "comidas trampa" en las que puede comer lo que le apetezca (dentro de lo razonable, por supuesto).
Sigue siendo obligatorio un día de proteínas puras por semana durante este periodo, que dura 10 días por kilo perdido.
Para mantener el peso deseado, la fase de estabilización se basa en tres sencillas reglas:
Aparte de estos principios, es libre de comer como desee.
El objetivo es mantener el peso conseguido a largo plazo, conservando algunos de los hábitos de la dieta sin seguir un régimen tan estricto.
Durante esta dieta, la pérdida de peso suele ser rápida, sin que la persona pase hambre, ya que las proteínas ofrecen un importante efecto saciante (1).
Numerosos testimonios señalan que la motivación aumenta gracias a los resultados rápidamente visibles.
Sin embargo, algunos profesionales de la salud advierten de los riesgos de carencias nutricionales (2).
Durante las fases iniciales, la fibra, las vitaminas y los minerales están muy limitados.
Esto puede provocar fatiga, problemas digestivos (estreñimiento, hinchazón, etc.), dolores de cabeza y dificultades de concentración.
Además, las severas restricciones iniciales hacen que la dieta sea monótona y tenga un fuerte impacto social, con escasas oportunidades de comer en restaurantes o con amigos, lo que acaba por ser fuente de frustración (3).
La Agencia Nacional Francesa de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, del Medio Ambiente y del Trabajo (ANSES, por sus siglas en francés) ha advertido contra las dietas hiperproteicas desequilibradas, recomendando no adherirse a ellas sin supervisión médica (4).
Antes de introducir cambios importantes en sus hábitos alimentarios, es esencial proceder con cautela. Otras dietas más flexibles también pueden ayudarle a controlar su peso a largo plazo.
Emblemático de la Dieta Dukan, el pastel de salvado de avena se recomienda desde el principio de la misma.
Puede incorporarse fácilmente a las comidas diarias, por ejemplo, para sustituir al pan o como tentempié.
Receta básica para la fase de ataque (para 1 persona):
Mezcle todos los ingredientes y cocínelos en una sartén antiadherente durante 2-3 minutos por cada lado.
A medida que avance en las fases, puede ir añadiendo los alimentos que haya reintroducido: verduras, avena, fruta, etc.
Aquí, los alimentos autorizados son limitados.
A partir de esta fase, algunas verduras vuelven a estar autorizadas. Puede mantener el desayuno, la merienda y los postres de la fase de ataque y sustituir el almuerzo y la cena por uno de los siguientes platos:
En esta fase se reintroducen nuevos alimentos. Dependiendo de sus gustos, puede comer uno u otro de estos platos en diferentes comidas:
Para las "comidas trampa":
Durante esta fase, puede volver a tener una alimentación "normal", teniendo cuidado de no excederse innecesariamente.
Tenga siempre en cuenta que debe tener un día de proteínas puras a la semana.
Una dieta restrictiva puede exponer al organismo a carencias nutricionales o a una fatiga temporal.
El uso de complementos alimenticios puede ayudar a aportar los nutrientes que faltan en la dieta.
Para evitar carencias de vitaminas y minerales como consecuencia de no comer frutas y verduras, un complejo multivitamínico puede ayudar a cubrir las necesidades nutricionales actuales:
Los ácidos grasos esenciales omega 3 (EPA/DHA), ausentes en las fases sin grasas de la dieta Dukan, contribuyen a una función cardiovascular sana:
Útil para reducir el cansancio y contribuir al funcionamiento normal del sistema nervioso, puede merecer la pena tomar complementos de magnesio:
Una dieta pobre en fibra puede desequilibrar la flora intestinal. Por ello, puede ser útil consumir probióticos que ya se encuentran de forma natural en la microbiota:
De igual forma, puede consumir complementos alimenticios dedicados especialmente al adelgazamiento para apoyar la pérdida de peso.
Referencias
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