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Algunas sencillas medidas le pueden ayudar a reducir la inflamación crónica:
El cannabidiol (CBD) es una molécula fitocannabinoide contenida en el cáñamo (Cannabis sativa) al igual que la muy conocida sustancia psicotrópica, el tetrahidrocannabinol (THC). Sin embargo, al contrario que este último, el CBD no tiene ninguna propiedad estupefaciente.
Esun compuesto natural que se parece mucho a los mensajeros endocannabinoides fabricados por el organismo. Al igual que éstos, éste es capaz de fijarse a receptores específicos, situados en las membranas externas de las células (los receptores CB1 y CB2), y provocar de esta manera respuestas celulares variadas, como la limitación de la transmisión sináptica, el alivio del dolor y la reducción de la locomoción espontánea (1). Por tanto, al igual que los endocannabinoides, el CBD tiene el efecto de inhibir la transmisión de las fibras nociceptivas de pequeño diámetro (que intervienen en el fenómeno del dolor) y de disminuir la liberación de neurotransmisores como la sustancia P, responsables de la transmisión del dolor.
Al contrario que el THC, que tiene una fuerte afinidad con los receptores CB1, el CBD se vincula más a los receptores CB2. Se encuentran en la superficie de las células del sistema nervioso central y sobre todo en los tejidos del sistema inmunitario, donde están implicados en la modulación de la memoria, de las emociones y del dolor (crónico, inflamatorio o neuropático) (2-3).
Para combatir la inflamación, el complemento InflaRelief puede ser combinado con diferentes suplementos según su problemática:
La dosis útil de CBD depende de factores variables:
Para una media corporal de 70 kg y una estandarización de un 17 % de CBD, la dosis óptima se establece a 25 mg, pero puede aumentarse gradualmente en función de los resultados obtenidos hasta 50 mg (una dosis que no se recomienda sobrepasar). El CBD también puede vaporizarse, pero la forma más estable y la más constante sigue siendo la cápsula o la gragea perfectamente dosificada, administrada por vía oral.
“A lo largo de la vida, la fisiología de nuestro cuerpo cambia, al igual que el número y la distribución de los receptores en el sistema endocannabinoide que son directamente responsables de las interacciones con el CBD. Por tanto, la dosificación óptima cambiará en función de la persona y de la edad. ” Nick Jikomes, PhD neurofísico.