A lo largo del día, nuestro organismo necesita energía para realizar muchas funciones. Para ello, utiliza un nucleótido llamado trifosfato de adenosina (ATP). Esta molécula sirve como una especie de combustible para la célula para impulsar todas sus reacciones (1).
Cuando el ATP se hidroliza, libera uno de los tres iones de fósforo que contiene para convertirse en difosfato de adenosina (ADP): al hacerlo, libera energía utilizable, a disposición de la célula. Concretamente, la hidrólisis del ATP produce entre 7 y 15 calorías.
Si bien es sobre todo en el mundo del deporte donde se conoce el ATP y donde se busca optimizar los distintos metabolismos que permiten su síntesis, es importante comprender que el trifosfato de adenosina es en realidad indispensable para todas las funciones del organismo.
Digestión, respiración, termorregulación, mantenimiento de los niveles en sangre, síntesis de hormonas, funcionamiento del cerebro, acción sobre mecanismos enzimáticos, etc.: el ATP es realmente multifuncional.
Sin embargo, nuestro cuerpo sólo contiene una pequeña cantidad de ATP. Por ello, en nuestro organismo se producen constantemente numerosas reacciones bioquímicas para mantener los niveles de ATP (2).
En reposo o durante un esfuerzo de bajo a moderado, cuando las necesidades de energía son bajas, el organismo recurre a la oxidación de hidratos de carbono y de lípidos en las mitocondrias (las “fábricas de energía” de las células) para reponer el ATP: es el metabolismo aeróbico del ATP (3).
Este último puede considerarse como una enorme reserva de energía con un bajo caudal o rendimiento. Por lo tanto, se prefiere para los esfuerzos de resistencia.
A medida que el esfuerzo se vuelve moderado, las células utilizan la glucosa para producir ATP. Al hacerlo, como los caudales son mayores debido a la intensidad del esfuerzo, el piruvato y los iones de hidrógeno producidos por la glucólisis sufrirán una fermentación láctica. Esto conduce a la producción de iones lactato (4).
Por último, durante esfuerzos cortos pero muy intensos (sprint, halterofilia, etc.), es el metabolismo anaeróbico aláctico el que se preferirá para producir ATP.
Este metabolismo se apoya en la fosforilcreatina como “materia prima” de la reacción. Ahora bien, las existencias de fosforilcreatina en el cuerpo son naturalmente muy bajas. Esta es la razón por la que esta cadena metabólica se prefiere para los esfuerzos muy intensos pero muy cortos: puede compararse a un depósito muy pequeño con un caudal enorme.
Por lo tanto, uno de los principales métodos naturales para aumentar la producción de ATP es realizar una actividad física moderada y regular. El entrenamiento de resistencia (jogging, marcha rápida, ciclismo de baja intensidad, etc.) estimula la producción del metabolismo aeróbico y, por lo tanto, permite que el ATP se reponga más rápida y eficazmente en las células. (5).
También es importante mantener una dieta saludable, equilibrada y suficiente para que el organismo pueda sintetizar el ATP.
En caso de fatiga, falta de concentración u otros problemas ¡se puede recurrir a cápsulas de ATP!
El trifosfato de adenosina puede producirse en el laboratorio de forma totalmente sana y utilizable por el organismo. Por lo tanto, en caso de necesidad, se puede recurrir a Peak ATP, una fórmula patentada de ATP.
Si se sabe que la creatina aumenta el rendimiento físico durante series sucesivas de ejercicio de corta duración y alta intensidad, pero también que mejora el efecto del entrenamiento de resistencia (entrenamiento de fuerza/fitness) sobre la fuerza muscular en adultos mayores de 55 años, es precisamente porque la creatina actúa sobre el ATP (6-7).
Efectivamente, la creatina es un aminoácido que interviene en el metabolismo energético de las células y se encuentra principalmente en las células musculares y cerebrales.
En las células, la creatina se asocia a un ion de fósforo libre y luego, bajo la acción de una enzima, la creatina quinasa, este ion de fósforo se asocia a una molécula de ADP, formando así una nueva molécula de ATP.
Concretamente, la creatina permite renovar el ATP, de ahí su capacidad para aumentar el rendimiento físico durante series sucesivas intensas y breves: durante las fases cortas de descanso, el ATP se repone gracias a la creatina.
¡La creatina es, por tanto, también un excelente complemento alimenticio para disponer de más “combustible” para la vida cotidiana!
También son dignos de mención los complementos de D-Ribosa, un componente principal del ATP (8). La L-carnitina, por su parte, ayuda a transportar ácidos grasos de cadena larga a las mitocondrias para generar ATP (9). Por último, al favorecer la capacidad de amortiguación de los músculos y la eliminación de protones, el agua alcalinizada también conduce a un aumento de la producción de ATP (10).
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