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En teoría, nuestro organismo es capaz de fabricar EPA y DHA a partir de ácidos grasos omega 3 de origen vegetal, pero estos aportes han disminuido considerablemente a lo largo de los siglos, debido a la agricultura moderna y a nuestro cambio de dieta alimenticia (3).
Además, el nivel de éxito de esta transformación ha disminuido mucho debido a nuestro consumo totalmente inadecuado de omega 6 (4). Los omega 6 son ácidos grasos mucho menos beneficiosos para el organismo, que se encuentran absolutamente por todas partes en los alimentos industriales modernos y que movilizan todas las enzimas (elongasas y desaturasas) indispensables para la conversión de los omega 3 vegetales en DHA y en EPA.
Una persona que decidiera aumentar sus aportes de ácidos grasos omega 3 de origen vegetal no notaría ninguna diferencia si ésta no reduce, al mismo tiempo y de manera considerable, sus aportes de omega 6. Sin embargo, la realidad está muy lejos de esta situación óptima, ya que nosotros consumimos de 15 a 50 veces más omega 6 que de omega 3 de origen vegetal.
En exceso, los omega 6 suplantan a los omega 3 y ocupan las membranas celulares en su lugar, lo que conduce a la formación de miles de moléculas proinflamatorias (5-6).
Después de su ingesta y absorción, el EPA y el DHA son incorporados a las membranas celulares con los fosfolípidos. Esta incorporación es un proceso lento : por tanto, es necesario tomar Super Omega 3 diariamente durante varias semanas, incluso varios meses, para constatar plenamente sus beneficios.
Al terminar de tomar los complementos, los aportes de omega 3 se reflejan en la composición de los fosfolípidos de las membranas. El estudio NAT-2 ha mostrado que el consumo de omega 3 provoca un aumento significativo de los niveles de omega 3 en las membranas (éstos pueden llegar hasta un 70 %). Para lograrlo, se le aconseja disminuir sus aportes de omega 6 durante todo el periodo de la ingesta de los complementos.
Si. Estos dos compuestos atraviesan perfectamente la barrera hematoencefálica con ayuda de proteínas de transporte específicas de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. Varios ensayos realizados con personas han mostrado de manera indiscutible que la ingesta de omega 3 por vía oral lleva a su acumulación en los tejidos del sistema nervioso central (25-26).
Las softgels (también conocidas como “cápsulas blandas”) de este producto son de origen marino. Fabricadas a partir de gelatina de pescado, le garantizan una asimilación óptima y destacan por su pureza ejemplar.
Las cápsulas de este producto están compuestas de HPMC (hidroxipropilmetilcelulosa), una sustancia vegetal derivada de la celulosa. La HPMC se utiliza habitualmente en medicamentos y complementos alimenticios. No contiene ningún ingrediente de origen animal, está reconocido como seguro por las autoridades sanitarias y está considerado como más duradero que las alternativas sintéticas.