Se llama célula senescente a la célula que ha perdido su función y que se ha vuelto incapaz de dividirse. Esta senescencia de las células es fundamental para el organismo: en efecto, las células senescentes juegan un papel importante en el desarrollo embrionario y la reparación tisular, pero también en la supresión de los tumores (1).
Sin embargo, cuando un número importante de células senescentes se acumula en el organismo de manera crónica, entonces el efecto se vuelve perjudicial: estas pueden alterar la homeóstasis tisular y así favorecer la aparición de patologías metabólicas, inflamatorias, neurodegenerativas e incluso provocar un proceso tumoral (2).
Además, ya hace años que los investigadores realizan estudios para intentar destruir estas células, esperando así luchar contra el envejecimiento y, sobre todo, contra las patologías relacionadas con la edad, tales como la diabetes, la osteoporosis, los problemas de las articulaciones, la aterosclerosis, etc. (3)
El profesor Toru Minamino, de la Universidad Juntendo, de Japón, y sus equipos han saltado a los titulares tras la publicación de un artículo en la revista Nature, a principios de diciembre de 2021, detallando sus ensayos sobre una vacuna que tiene por objetivo las células senescentes (4).
En efecto, hasta el presente, la mayoría de los agentes empleados por los médicos y los investigadores tienen como objetivo inhibir las vías antiapoptóticas de las células senescentes. En otras palabras: estos agentes tienen por objeto favorecer la muerte de las células senescentes (así pues, se llaman “agentes senolíticos ”).
La novedad de estos investigadores, es haber utilizado una tecnología explorada hasta ahora para la lucha contra el cáncer: una vacuna peptídica. En efecto, los péptidos son cadenas de aminoácidos, componentes de las proteínas, que juegan un papel muy inmunogénico.
El principio esidentificar un péptido específico para un virus, para un tumor o, en este caso, a células senescentes, amplificarlo e inyectarlo en el organismo para que el sistema inmunitario produzca anticuerpos específicos.
Para este estudio, los equipos del profesor Toru Minamino han identificado una proteína, la GPNMB, como un marcador de aterosclerosis. Para verificar su hipótesis, estos han procedido a la ablación genética de las células positivas a esta proteína en ratones alimentados con una dieta rica en grasas. Así, estos han podido verificar la disminución de la senescencia en su tejido adiposo así como la mejora de las anomalías metabólicas sistémicas en estos ratones.
Por tanto, estos han inmunizado, gracias a la vacuna peptídica finalizada, a otra cohorte de ratones sobre la que estos han podido verificar una disminución de las células positivas a la GPNMB, una mejora de los fenotipos normales y patológicos relacionados con el envejecimiento y una prolongación de la duración de la vida de los ratones machos con síndrome progeroide (una enfermedad genética que provoca un envejecimiento prematuro).
Aunque evidentemente estos primeros resultados requieren investigaciones más exhaustivas, son extremadamente prometedores y permiten quizás vislumbrar soluciones para vivir más tiempo con buena salud.
Pero mientras esperamos a que estas investigaciones avancen y que finalmente se encuentre una vacuna contra el envejecimiento utilizable por el ser humano, primeramente, tendremos que cuidar nuestro cuerpo para limitar la aparición de las células senescentes.
Dieta alimenticia equilibrada, actividad física regular, reducción del estrés oxidativo, reducción del consumo de alcohol y, sobre todo, de tabaco, etc. son por tanto por el momento las mejores estrategias para envejecer más tiempo con buena salud.
Recordemos también que algunas moléculas ya llevan varios años siendo particularmente estudiadas por su alentador potencial senolítico . En particular se trata de dos flavonoides: la fisetina y la quercetina, que se puede consumir en forma de complementos alimenticios. En efecto, usted puede encontrar complementos de fisetina pura (como Fisetin) y fórmulas sinérgicas que relacionan la fisetina y la quercetina, pero también NMN, té negro descafeinado, vitamina C o bromelaína (este es el caso de Senolytic Complex) (5-7).
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