La vida humana necesita un nivel de pH en el suero sanguíneo muy preciso, alrededor de 7,4 (1). Este nivel de pH lo hace posible la alimentación, estando ella misma influida por el pH del medioambiente (tierra y océanos).
Ahora bien, la llegada de la agricultura intensiva y de la industrialización han modificado profundamente el pH del suelo y el pH de los océanos (2). Además, el desarrollo de la industria agroalimentaria ha acentuado los desequilibrios con un aumento de materias grasas saturadas, de azúcares simples, de conservantes y de otros aditivos (3).
De modo que la alimentación occidental contemporánea trastorna los aportes de minerales, generando un desequilibrio entre potasio y sodio, a favor del sodio, y entre cloruro y bicarbonato, a favor del cloruro. Estos desequilibrios pueden provocar una acidosis metabólica, perjudicial especialmente para el esqueleto. (4)
Es decir: los excesos de sodio y de cloruros generan acidez mientras que la abundancia de potasio, de bicarbonato y de magnesio provocan alcalinidad.
Cuando la alimentación es demasiado ácida, el organismo va a tener que restablecer el equilibrio ácido-básico extrayendo de sus propios recursos potasio y calcio, minerales que la alcalinizan.
Esta utilización de recursos del organismo para combatir los efectos indeseables de una alimentación desequilibrada podría provocar una desmineralización. De hecho, muchos estudios sugieren que una alimentación demasiado ácida sería nefasta para la salud de los huesos (5).
Además, una alimentación demasiado ácida, especialmente si es demasiado rica en proteínas animales no compensadas por alimentos alcalinos, puede provocar una calciuria (6), es decir la presencia de calcio en la orina. Algo que las personas que padecen cálculos renales quieren evitar a toda costa, por ejemplo.
Los investigadores también han podido demostrar que una alimentación más alcalina estaba asociada a mejores índices de masa muscular en mujeres sanas (7).
Cuando el alimento es metabolizado por el organismo, la mayoría de las proteínas producen ácidos, mientras que la mayoría de las frutas y las verduras producen “álcalis” (8).
Por tanto, conviene restablecer el equilibrio ácido-básico del organismo adoptando ante todo una alimentación sana y rica en frutas y verduras (la dieta “alcalina” o ácido-básica). Y hacerlo sin tener en cuenta la acidez en boca de los alimentos.
En efecto, de manera totalmente contraintuitiva, resulta que los alimentos azucarados son en realidad acidificantes para el organismo, mientras que muchos alimentos de sabor ácido son por el contrario alcalinizantes. Por ejemplo, ¡el azúcar refinado es uno de los principales responsables del desequilibrio ácido-básico, mientras que el limón es uno de los alimentos más alcalinizantes !
PRAL es un acrónimo, del inglés, que significa: Potential Renal Acid Load (Carga ácida renal potencial). Este índice mide en efecto la carga ácida renal potencial de un alimento. Cuanto más elevado es este índice (superior a 0), más ácido es el alimento para el organismo. Cuanto más bajo es este índice (inferior a 0), más alcalino es. (9)
Ejemplos: la carne de vaca presenta un PRAL de +13,2 (efecto ácido), mientras que el rábano presenta un PRAL de -3,7 (efecto básico).
Gracias a este índice, los científicos han podido clasificar los alimentos según su potencial ácido en el organismo.
Así pues, los alimentos más ácidos son:
Entre el pH 5 y el pH 8, se encuentran numerosos alimentos no procesados:
Los alimentos más alcalinos, por su parte, son:
Y es que una alimentación equilibrada no consiste en eliminar ciertos alimentos considerados demasiado ácidos, excepto los que son reconocidos como nefastos para la salud (alcohol, pastelería industrial, alimentos procesados, platos preparados, etc.). Por el contrario, se trata demantener el equilibrio ácido-básico.
A saber: Como se ve, el agua del grifo se sitúa generalmente en el tramo más neutro en cuanto a pH, en función de las regiones. En algunas regiones, el agua es ligeramente más ácida, en otras, ésta es ligeramente más básica (a veces hasta un pH de 8,4).
No está prohibido disfrutar de una buena barbacoa entre amigos, incluso si la carne (especialmente la bovina) asada a la parrilla es considerablemente acidificante. En cambio, conviene compensar esta acidez por cantidades importantes de brócoli u otras verduras en la misma comida, limitando los cereales. ¿Y por qué no ofrecer pasas en el aperitivo o en el postre, con una ensalada de frutas?
También puede tomar complementos alimenticios procedentes de alimentos alcalinos, como el jengibre (con Super Gingerols), la espirulina (con Spirulina) o también una combinación de alimentos alcalinizantes (con la fórmula completa Alkaline Formula).
Del mismo modo, para asegurarse de estar hidratado con un pH elevado, puede ser interesante utilizar agua alcalinizada, como nuestra Super Water. Esto permiteaumentar considerablemente el pH del agua y así combatir eficazmente el consumo de bebidas y alimentos ácidos.
En adelante, usted dispone de todas las claves para combatir la acidificación de su organismo y para restablecer su equilibrio ácido-básico.
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